NOTA: Publicado por el profesor (de Lengua y literatura) y escritor Pedro Alfonso Morales en El Nuevo Diario, el 21 de julio de 2010. Contado por Joselín Salmerón Espinoza, que a su vez, lo aprendió de su madre, la profesora Francisca Eleyda Sánchez Espinoza. Este cuento forma parte del libro inédito "Literatura Infantil en Nicaragua: estudio y antología" del profesor Morales.
Éste era un rey que tenía un cacho en su cuerpo y no le gustaba enseñarlo, porque le daba pena, pues nadie sabía que tenía ese cacho en su cuerpo. El cacho era horrible y terriblemente feo.
Una vez un niño lo espió cuando se bañaba el soberano. Entonces, el rey se dio cuenta que el niño lo estaba viendo y lo amenazó con matarlo a él y a su familia si contaba en el pueblo lo que había visto. Así que el niño por miedo al rey se quedó callado muy a su pesar.
Pero el niño tenía la inquietud, quería desahogarse y contarlo todo a la gente del pueblo. Se fue al campo, abrió un hoyo y dentro del hoyo gritó tres veces: “El rey tiene un cacho”. Luego, cerró con tierra el hoyo, pero con el tiempo, nació una macolla de carrizos hermosos.
Un día varios niños hallaron la macolla de carrizos e hicieron pitos con sus ramas. Y cuando pitaban, con el pito decían: “El rey tiene un cacho”. Todo el pueblo se dio cuenta del cacho del rey, quien con mucha pena y vergüenza, se mató. ¡Murió por su cacho!